lunes, 20 de diciembre de 2010

EL MENSAJE DE LA CENA DEL SEÑOR


Hno. Erasmo, Pastor Rodrigo, Pastor Orellana
Pastor Rodrigo
La congregación


EL MENSAJE DE LA CENA DEL SEÑOR

1COR. 11: 23-29

Pastor: Rodrigo E. Zúñiga

Este domingo 18 de diciembre tuvimos un servicio muy especial ya que nuestro pastor había anunciado que celebraríamos la Cena del Señor, fue un servicio hermoso y con mucha expectativa debido a la importancia de este Santo Sacramento, nuestro pastor Rodrigo E. Zúñiga entrego un mensaje inspirado en el Señor, basado en el significado de esta ceremonia. Aquí esta parte del sermón y deseamos que sea de bendición para quienes nos visitan en este blog.

Hablemos acerca del tema “El Mensaje de la Cena del Señor”. En el centro mismo de la obra de nuestro Señor está la actidad, la tarea de predicar. Y la predicación es una de las características gloriosas de la religión cristiana. Una predicación sólida, bíblica y valiente será siempre el baluarte, la fortaleza de las fuerzas avantes de nuestro Señor y capitán Cristo Jesús….Según el Nuevo Testamento hay tres tipos o clases de predicación. Primero: está, por supuesto, la predicación verbal, como la escuchamos todos los días de servicio en los pulpitos de nuestros templos. En Segundo lugar, está la predicación a través de nuestro testimonio personal, de nuestra vida cristiana. Pablo dice que nosotros, como cristianos individuales, somos cartas, “conocidas y leídas por todos los hombres” (2 Cor. 3: 2). Cada uno de nosotros, en nuestros contactos diarios con las demás personas, está predicando el evangelio redentor a todos. Esta es la predicación inevitable de la minoría silenciosa. Y en Tercer lugar, hay la predicación de la Cena del Señor, pues vemos que el apóstol Pablo, en el pasaje de 1 Corintios 11, dice: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anuncias hasta que El venga” v. 26). Y este verbo “anunciáis” significa exactamente “predicáis”. En otras palabras, cuando nosotros, los cristianos, como miembros del cuerpo de Cristo, que es su iglesia, nos reunimos para participar de la Cena del Señor, al hacer esto estamos proclamando, estamos predicando al mundo la muerte de nuestro Salvador….En este respecto, entonces, la celebración de la Cena del Señor viene a ser un testimonio, un testimonio misionero, si ustedes quieren….Todos estos tipos de predicación tienen una meta en común: el presentar a Cristo como la única esperanza de salvación para un mundo perdido…..Pues bien, si como acabamos de afirmar, la Cena del Señor es una clase de predicación, una proclamación, entonces ¿Cuál es el mensaje de la Cena del Señor? Contestemos esta pregunta haciendo tres afirmaciones y relacionándolas con el pasado, con el presente y con el futuro, porque, ustedes ven, este mensaje abarca la tiempo en sus tres dimensiones.

I. El Mensaje de la Cena del Señor nos Habla acerca de la Muerte de Cristo, la Cual es un Evento que Ocurrió en el Pasado: El cristianismo tiene sus raíces metidas en el terreno de la historia. Sobre esta tierra vivió un Hombre, Jesús de Nazaret. Su nacimiento es la línea divisoria del tiempo. El tiempo es antes de Cristo o después de Cristo. Todo comienza y termina en El. El es una realidad que no podemos negar sin volvernos ciegos; que no podemos resistir sin salir derrotados; y que no podemos evitar sin quedarnos vacíos. Usted ora esta a favor de El o está en contra de El, y haciendo una de las dos cosas está decidiendo su destino eterno…Este Hombre Jesús vivió una vida perfecta. No hubo ni siquiera una sola mancha en su carácter. Las tentaciones se levantaron como olas furiosas en contra de El, pero se desintegraron al pegar contra la roca de su determinación santa. Los hombres trataron de acusarle, solo para darse cuenta de que se estaban acusando a si mismos. Los que le conocieron muy bien dieron testimonio de la pureza de su vida> Con razón a El se le llama el Lirio del Valle, blanco y puro en medio de nuestra suciedad; La Rosa de Saron, bella y fragante en medio de la hediondez de nuestros pecados; y la Estrella Resplandeciente y de la Mañana, clara y brillante en la noche oscura de nuestra desobediencia…..Razón tuvo el himnologo cuando inspirado en la hermosura y limpieza del carácter de Cristo escribió las siguientes estrofas: “Precioso Salvador, soberano en la creación, Del hombre Hijo y de Dios también. Yo te adoro hoy de todo corazón, Coronas mi alma en gloria y bien…Etc...Etc…Y este mismo Jesús fue quien murió en la cruz del Calvario. Pero en muchos aspectos su muerte fue diferente de la muerte de todos los hombres. La muerte se vincula estrechamente al pecado. Lo vemos dramatizado en la escena del Gólgota. Allí, en la cumbre de ese monte, hubo tres cruces y tres hombres colgados en ellas. En una de las cruces un hombre estaba muriendo a consecuencia de sus pecados: era el ladrón que no se arrepintió. En la otra cruz un hombre estaba muriendo a sus pecados: era el hombre que se arrepintió. Pero en la cruz del centro Cristo Jesús, el Hijo de Dios, estaba muriendo por nuestros pecados. Así, la muerte de Cristo fue para redención del mundo, para el perdón de nuestros pecados, para la reconciliación entre el hombre y Dios. Su muerte fue una muerte vicaria, una muerte substitutoria. Por eso leemos en la Biblia como las siguientes: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia…(Rom. 3: 24-25)…..Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades” (Ef. 2:16)

II. En Segundo lugar, El Mensaje de la Cena del Señor Es Que Esta Entre Nosotros, Con Su pueblo, En Su Presencia Santificante y Unificadora: Nosotros no creemos, como algunos creen, que Cristo está literalmente presente en el pan y en el vino, sino que El está espiritualmente presente en medio de nosotros. Esta es una de las preciosas promesas que tenemos de El: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí yo estoy en medio de ellos” (Mt. 18:20), y también: “….y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28: 20b). El apóstol Pablo, escribiéndoles a los cristianos de Efeso, les dice: “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones…” (Ef. 3: 17). Vemos entonces que la fe es un poder espiritual que nos hace conscientes de la presencia de Cristo en nosotros. La Cena del Señor es primeramente un compañerismo espiritual con Cristo, y después, como consecuencia, es también una comunión, un compañerismo los unos con los otros….Todo esto nos habla acerca de la realidad de nuestra diaria vida cristiana. la muerte de Cristo continúa realizando una obra de limpieza, de purificación de nuestra vida. La Cena del Señor proclama esto….Si no pensamos acerca de estas preciosas verdades y realidades de nuestra experiencia espiritual, entonces nuestra participación de la Cena del Señor viene a ser un rito seco y una ordenanza vacía. Esto, de cierto, no seria “discernir el cuerpo del Señor”. Tal vez aquí es donde está el mayor peligro en relación con la observancia de la Cena del Señor. No en que no queramos arrepentirnos de nuestros pecados y hacer uso de la muerte de Cristo para nuestro perdón, sino en que no meditamos lo suficiente e inteligentemente en todo lo que la muerte de Cristo significa. Así, la Cena del Señor es un recordatorio a nosotros los que hemos sido redimidos, de que debemos andar en santidad de vida, de que debemos trabajar juntos en compañerismo y que debemos amarnos los unos a los otros; un recordatorio también de que por medio del pacto de su sangre nosotros, los creyentes, hemos llegado a ser la familia de Dios, y que vivimos para un propósito, y estamos en el mundo para llevar frutos para la gloria de Dios. ¡Que gozo debiéramos experimentar cuando nos reunimos en la casa del Señor, y nos sentamos a su mesa para compartir de su cuerpo y de su sangre! Esto debiera ser una reunión familiar que se espera con ansias, una preparación para la otra reunión que tendrá lugar en el cielo, y de la cual no nos separaremos jamás. Se nos dice que los cristianos primitivos (del primer siglo) tenían una fiesta de amor íntimamente relacionada con la Cena del Señor y a la cual llamaban ágape. Y, realmente, para nosotros también esta ordenanza debería ser una fiesta de amor, una preciosa oportunidad cuando conmemoramos el amor de Cristo hacia nosotros y también cuando reafirmamos nuestro amor reciproco los hermanos en la fe. De modo que la Cena del Señor tiene un mensaje para nosotros en el día presente; debemos proclamar este mensaje; debemos escucharlo, y debemos practicarlo. Sea, pues, la Cena del Señor algo significativo, algo inspirador, algo que nos desafíe a cada uno de nosotros.

III. Y Ahora, En Tercer Lugar, El Mensaje de la Cena del Señor es la Muerte de Nuestro Señor “Hata Que El Venga”: Nótese la frase “hasta que El venga”. Esto significa que la iglesia de proclamar esta muerte de Cristo continuamente sin cesar, hasta ese día glorioso cuando nuestro Señor regrese del cielo, cuando todas las cosas se habrán cumplido y la historia habrá llegado a su final y el tiempo habrá concluido, porque la eternidad y el Reino de Dios habrán sido introducidos y la victoria del Cordero inmolado será una realidad. Ciertamente, nosotros debiéramos estar en la expectación de ese ideal. a decir verdad, toda la historia se esta moviendo hacia ese próximos evento, la segunda venida de nuestro Señor en gloria. Por tanto, al celebrar la Cena del Señor hay esperanza, una esperanza bienaventurada de que el Cristo que vino, el Cristo que murió, el Cristo que ascendió al cielo es también el Cristo que volverá. La Biblia ostenta una característica muy significativa: ella habla de sufrimiento pero al mismo tiempo habla de consuelo; ella habla de pecado pero al mismo tiempo habla de santidad; ella habla de condenación pero al mismo tiempo habla de salvación; ella habla de muerte pero al mismo tiempo habla de vida; la Biblia nos dice que Cristo dejó esta tierra para volver al cielo; pero también nos dice que El volverá del cielo a la tierra. Y la iglesia en el mundo debe proclamar no solamente que Cristo murió por nuestros pecados, sino que El también resucito para nuestra justificación, y que volverá para nuestra glorificación. De modo que nuestro Cristo no es un Cristo muerto; El es un Cristo vivo.

Ej: Napoleón Bonaparte fue un gran hombre. Por medio de victorias militares El llegó a ser el señor de Europa. Pero su imperio se desintegro y El fue derrotado en la batalla de Waterloo. Algunos años después de su muerte, su madre, una mujer anciana, se halló presente en la inauguración de un monumento que en honor al General había sido erigido en la Plaza Vondome de Paris. Ella estaba excitada viendo la ceremonia, y entonces dijo: “El Emperador ha vuelto a Paris”. Si, El había vuelto (o lo trajeron) pero como una estatua hecha de bronce, una estatua fría sin vida y sin poder…Pero no será así cuando venga Cristo, nuestro Señor. El de cierto vendrá, pero vivo, glorioso, poderoso, el Rey victorioso de los cielos y la tierra. ¡OH, mis hermanos, esta bonita esperanza de la segunda venida de Cristo debiera llenar nuestros corazones de gozo y debería inyectarnos entusiasmo para ser fieles en llevar adelante su obra…Este, entonces, es el mensaje de la Cena del Señor: El está sembrado en el pasado, El abarca el presente, El prevé el futuro. Es un mensaje acerca de una muerte que salva, de un compañerismo que inspira, de una esperanza que sostiene. Miramos hacia el pasado con gratitud, nos levantamos en el presente con alegría; y esperamos el futuro con confianza. ¿No hemos de sentirnos felices de pertenecer al Señor? ¿No nos sentimos los cristianos contentos de ser invitados a participar de la Cena del Señor? Este es el mensaje de la cena del Señor: creámoslo, entendámoslo, proclamémoslo y sobre todo, experimentémoslo…Bendito sea el Nombre de Jesús…

Finalizamos el servicio participando del Santo Sacramento de la Santa Cena. Dios continúe bendiciendo la IMP. de Miami USA.


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