LA BATALLA EN QUE LUCHAMOS – 2ª CORINTIOS CAP. 10: 3-5
Pastor: Rodrigo E. Zúñiga
Antes de compartir el mensaje del Señor para este día, necesito unos cinco minutos para que meditemos al respecto, deseo que echemos una mirada a los últimos acontecimientos (esta semana) que han ocurrido en el ámbito local, nacional, e internacional, donde hay una serie de situaciones con matices y contrastes que nos hacen pensar ¿Qué pasa hoy en nuestro entorno, en el mundo en el cual habitamos? El primero de ellos fue la boda real considerada la boda del siglo donde los medios de comunicación nos informaron que según las estadísticas 2 mil millones de personas alrededor del mundo presenciaron y para ser honesto presenciamos algunos más otros menos tiempo. Imagínate hermanos queridos lo que nos espera cuando Jesús venga por su iglesia y celebremos la boda más importante de todos los tiempos, si fuimos testigos de tanto lujo, carruajes, vestidos, invitados, etc. te imaginas realmente lo que nos aguarda….La otra noticia fue ver a una madre frente a un juez de la corte de Miami y declarar el horrible accidente donde murieron sus tres hijos menores de edad por la irresponsabilidad de un hombre que conducía bajo influencia, ella en su desgarrador relato decía: Soy la mujer más desgraciada del mundo, aun me pregunto si mis hijos tienen hambre o frio si llegaran a casa en el bus escolar; sabes que nos partió el alma, terrible experiencia, roguemos a Dios por esa familia y que de la misma manera el Señor a través de la justicia terrenal se encargue del responsable con todo el rigor de la ley…Otra noticia se está desarrollando hoy, esta mañana es en Roma donde el mundo católico, y no es en lo mas minimo ofender al pueblo catolico con este comentario, ya que en reiteradas ocasiones me han enviado saludos a traves de este blog diciendome que leen nuestros temas, hoy celebra la beatificación de quien fuera su máxima autoridad hace algunos años atrás, me refiero a Juan Pablo II, y se le atribuye el haber sanado a alguien de párkinson. Y medito, OH Dios cuantos milagros se han realizado en el nombre de tu hijo Jesucristo a través de toda la historia de Tu verdadera iglesia, apostólica donde hasta el día de hoy hay testimonios de sanidades y milagros que la ciencia ha quedado asombrada de tu poder que actúa en estos frágiles vasos de barro, bendito sea tu nombre para siempre, y que en nuestras congregaciones son trofeos para tu gloria son innumerables y extraordinarios…. Otra noticia son la desolación tras las tormentas, miles de personas que todavía luchan por recuperarse tras el segundo día de tornados más mortífero en la historia de Estados Unidos, se preparaban para asistir a un sombrío domingo de servicios religiosos y llorar por lo menos a 342 muertos en siete estados de la nación entre ellos 250 decesos en Alabama. Miles resultaron heridos, conversaba con la doctora Ramsaran este viernes en el programa de radio y me comentaba que ella y su equipo además de otros médicos que estarían viajando en un par de horas con sus clínicas portátiles para prestar ayuda a la comunidad, noticias devastadoras verdad, Dios nos proteja cuando vemos que la temporada de huracanes se acerca a nuestro estado, ud. y yo sabemos que desde junio a noviembre es una realidad que enfrentamos cada año, oremos y clamemos al Señor para que El nos proteja….Y he querido dejar este última noticia para el final y rendir un merecido tributo al pastor David Wilkerson que fue llamado a la presencia del Señor este miércoles después de un trágico accidente en las afueras de Dallas, Texas, un siervo del Señor que para muchos fue considerado un profeta, El no tuvo miedo de predicar en contra de las falsas doctrinas que han dañado el cuerpo de Cristo como lo es su iglesia y a lo largo de todo su ministerio (alrededor de 65 años, empezó a predicar a la edad de 14 años) fue directo, implacable, valiente para denunciar a los que se oponen al evangelio como a los de adentro que abusan del evangelio santo. He pensado en la labor del profeta en las Sagradas Escrituras y cuando el profeta era quitado de en medio del pueblo Dios se encargaba del asunto, y este siervo del Señor fue un verdadero representante del Señor avalándolo con su testimonio, Dios consuele a su familia y deseamos pronta recuperación para su amada esposa…Creo que anduve bien con los cinco minutos verdad? Ahora al mensaje del Señor, Amen
El creyente combate. El cristiano vive en confrontación. Los fieles luchan. Nadie puede pasar esto por alto ni siquiera en una lectura superficial de la Palabra de Dios. Hemos de luchar exteriormente contra lo que desde fuera de nosotros se opone al evangelio, y combatir interiormente contra los que dentro de nosotros se opone al señorío de Cristo. Se nos recuerda con energía: “Vistámonos con las armas de la luz” (Rom. 13: 12) y, “vestíos de toda armadura de Dios” (Ef. 6: 11). Pablo nos manda a pelear “la buena batalla” (1ª Tim. 1: 18; 6: 1). Requiere sufrimiento: “Se participe de los sufrimientos como buen soldado de Cristo Jesús” (2ª Tim. 2: 3). Pablo se dirige cordialmente a otros cristianos como compañeros de milicia (Fil. 2: 25; Fil. 2).
En la vida cristiana como arte de guerra necesitamos entender donde luchamos, como luchamos y el enorme potencial que poseemos para la victoria y de acuerdo a ello esta mañana mi deseo es compartir tres principios fundamentales de la batalla en que luchamos, que es el título del mensaje para este día, y que el Señor a través de su Espíritu Santo a puesto en mi corazón y como primer principio es:
I. La batalla cristiana es una autentica campaña: La batalla cristiana en el mundo: “Andamos en la carne” (v. 3). No debemos olvidar la arena en que luchamos. Todavía vivimos en la carne. Tenemos todas las enfermedades, debilidades, riesgos de tentación y limitaciones que entraña el ser un hombre entre hombres. El evangelio mismo es un tesoro, pero lo llevamos en frágiles vasos de barro humano (2ª Cor. 4: 7). Jesús oró al Padre diciendo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del maligno” (Jn. 17: 15). Jesús nos dejo en el mundo. Debemos vivir la vida cristiana en un ambiente que es incesantemente hostil hacia ellos, nosotros…Los cristianos no luchamos como el mundo: “Las armas de nuestra milicia no son carnales”. No es con mera fuerza humana con la que luchamos en la guerra cristiana. En el conflicto para dominarnos interiormente y vencer al mundo exterior no dependemos de nada que la naturaleza humana nos pueda proporcionar….La iglesia no conquista basándose en ningún tipo de poder humano, intelectual, físico, económico, institucional o cultural. No vencemos porque seamos pensadores mas agudos, fuertes luchadores, ricos generosos o grandes edificadores. No haremos ni siquiera una mella en el mundo a menos que nuestras armas vengan de una fuente sobrenatural
II. Los cristianos luchamos con diferentes armas: Esto requiere un rechazo preciso: “Las armas de nuestra milicia no son carnales Esto nos lanzaría a una en que la mera fuerza humana se enfrentaría a otra fuerza humana. Dios quiere que luchemos en una compañía en que el poder divino se enfrenta a la fuerza humana….Esto es una afirmación. Nuestras armas son poderosas en Dios. Son poderosas a los ojos de Dios, piense lo que piense el mundo, son poderosas por la capacitación divina, son poderosas por la causa de Dios….Cuando luchamos con las armas de Dios se hace evidente que hay mucho mas que fuerza humana detrás de nuestras armas ¿Cuáles son nuestras armas? El mundo incrédulo no las considera como armas en absoluto. Son armas comprensivas tanto ofensivas como defensivas. Incluyen pureza, conocimiento, paciencia, amabilidad, amor sincero, hablar verdad (2ª Cor. 6: 6-7). Las armas comprenden verdad, justicia, preparación, fe, seguridad de la salvación y la posesión del Espíritu (Ef. 6: 14-17). Estas son primero, armas internas, “la fe y la buena conciencia” (1ª Tim. 1: 19). Son armas íntimamente personales: “presentad vuestros miembros a Dios como instrumentos (armas) de justicia (Rom. 6: 13)…Debemos entregar los mismos miembros y órganos de nuestro cuerpo a la batalla. A veces hay mas, puede haber manifestaciones sobrenaturales de poder tales como las que usó a veces Pablo (Hech. 13: 8- 12)…El mundo no conoce nuestras armas. No obstante Cristo venció en la cruz con estas armas. Solo las victorias conseguidas con estas armas son nuestras victorias, para la gloria del Señor
III. Los cristianos luchamos con armas efectivas: Las armas de Dios pueden conquistar lo inconquistable: “Para la destrucción de fortalezas” El objetivo de la técnica romana del sitio era destruir fortalezas que resistían. Las armas cristianas pueden derribar cualquier muro..Los cristianos no evitamos ni ocultamos las fortalezas, les hacemos siempre frente. Estas fortalezas pueden ser externas: enemigos del Evangelio fuera de nosotros. Pueden ser internas: compulsiones, obsesiones, procesos involuntarios de pensamiento, falta de auto control, etc….Las armas de Dios pueden explicar lo inexplicable: Destruimos los argumentos” (v. 4). Con armas cristianas podemos demoler teorías, derribar falacias engañosas y destruir especulaciones vacías. La simple proclamación del Evangelio con poder (1ª Cor. 2: 4) puede vencer toda objeción a la verdad de Dios….Las armas de Dios pueden asaltar lo inasaltable: “Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios (v. 5ª) Testificamos ante obstáculos, barreras y muros que pueden ser levantados por la autoridad humana contra el conocimiento de Dios. Con armas divinas podemos derribar esa oposición….Las armas de Dios pueden capturar lo incapturable: “Llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” (v. 5b) El creyente puede luchar dentro de si mismo y dentro de nuestra cultura para llevar cautivos todos los pensamientos a Cristo. Todo esquema, todo designio y propósito puede ser llevado a Cristo y sometido a El….El deseo de Dios es una victoria total para Cristo. Un día todo lo que se resiste y opone caerá ante El. ¡Él será el Cristo vencedor! ….Aleluya, gloria a Dios….Le invito a orar y pidamos al nuestro buen Señor Jesucristo para comprender la batalla en la cual estamos luchando y estar seguros de que la victoria es nuestra…Amen, Amen
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