miércoles, 27 de junio de 2012

NUESTRA DEUDA CON NUESTROS PADRES


 Pastora Yalemil Zuniga, Hna. Jeanett vidal, y Hna. Lucy Shejade
Pastora Yalemil Zuniga

NUESTRA DEUDA CON NUESTROS PADRES – PROVERBIOS 13: 1
PASTORA: YALEMIL ZUÑIGA
Este día domingo 17 de junio compartió el mensaje nuestra pastora Yalemil Zúñiga acompañada de algunas hermanas dorcas en el desarrollo del servicio para celebrar tan especial día como lo es el “día del padre”. Pero quiero destacar que el que se merece toda la gloria y honor en primer lugar es nuestro buen Padre Celestial por darnos una vez más la oportunidad de expresarle nuestro amor y reconocimiento por sus muchas bondades y misericordias. Hoy vamos hablar de este padre terrenal y de esa deuda que tenemos hacia ellos.
Hoy nos corresponde honrar a quien merece honra, y ¿a quién daremos mayor honra que a nuestros padres? ¿Por qué? Porque le debemos más que a cualquiera. Son ellos los que proveen para nuestras necesidades físicas desde nuestra niñez. ¿Qué les debemos a nuestros padres? Yo creo y estoy segura que todos los que estamos esta mañana aquí somos deudores de ese lindo ser que Dios nos ha permitido disfrutar en esta vida. En mi experiencia personal como lo he dicho en reiteradas oportunidades fui bendecida con un padre ejemplar, y que partió de este mundo el año 2007 y no me cabe duda que acepto a Jesús como su Salvador en el lecho de su enfermedad, pero consciente de su decisión. Me separe de él el año 1988 cuando con mi esposo nos vinimos a vivir a este país, fue un poco mas de 20 años de esa separación, pero doy gracias a Dios por haber estado con él un par de días antes de fallecer y en su agonía, pero aun lucido pude expresar todo mi amor hacia su persona y darle gracias por lo que significo en mi vida, creo que fui su regalona. No fue en su enfermedad que le exprese mi amor, en cada momento de mi vida, mis llamadas telefónicas y algunas visitas esporádicas se lo manifestaba. Y hoy quiero decirle a cada uno de ustedes que tienen padres vivos ámenlos, respétenlos porque hay un mandamiento con promesa verdad que dice: “Honra a tu padre y a tu madre como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da” (Deut. 5: 16) y creo fielmente que esta su Palabra se ha cumplido fielmente en mi vida y creo que en la suya también ¿no es así?...Nuestra propia vida: no solo fue nuestro padre responsable de traernos a este mundo, también ha sustentado nuestra vida terrenal con el trabajo de sus manos. Como cabeza del hogar, nuestro padre nos ha guiado sabiamente en la conducción de nuestra propia vida. Mucho de lo que hemos aprendido en la vida: A sus pies hemos aprendido obediencia, por su ejemplo hemos aprendido a orar; de su vida hemos aprendido altruismo, ese cuidado desinteresado del bien ajeno aun a costa del propio y fundado en una moral puramente natural (y hoy yo lo entiendo muy bien gracias al conocer a este Cristo bendito que un día me trajo a su Santo Evangelio para vivirlo y experimentarlo en carne propia). Nuestros hogares: La fuente de la mayor seguridad del niño, del joven es el hogar (no la casa, hablo del hogar). En gran medida el padre es en la actualidad responsable por el ambiente del hogar; es el padre dando de si mismo constantemente lo que resulta en una vida hogareña feliz. Nuestro amor en respuesta al amor de ellos: El amor es la lección más grande que nuestros padres nos han enseñado. El amor es la reserva más profunda de la cual nosotros como niños y adolecentes podemos tomar. Nuestro amor por los que nos rodean debiera ser un reflejo del amor que hemos aprendido en el hogar. El pago de nuestra deuda: Nunca puede ser debidamente pagada, pero podemos dedicar nuestras vidas a ser el tipo de personas que nuestros padres hubieran querido que fuéramos. También podemos mostrar a nuestros padres, por nuestras acciones hacia ellos y hacia los demás, que les amamos y que estamos orgullosos de ellos. Le damos gracias a Dios por nuestros padres y todo lo que he dicho acerca de los padres se aplica igualmente a las madres y de ninguna manera intenta rebajar el papel importante que la madre cumple en el hogar. Para Dios y su Hijo Jesucristo sea la gloria desde ahora y para siempre, Amen.

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